21 dic 2008

POESIAS DE HADAS

SUEÑOS 
El hada más hermosa ha sonreído
al ver la lumbre de una estrella pálida,
que en hilo suave, blanco y silencioso
se enrosca al huso de su rubia hermana.


Y vuelve a sonreír porque en su rueca
el hilo de los campos se enmaraña.
Tras la tenue cortina de la alcoba
está el jardín envuelto en luz dorada.


La cuna, casi en sombra. El niño duerme.
Dos hadas laboriosas lo acompañan,
hilando de los sueños los sutiles
copos en ruecas de marfil y plata.

Antonio Machado


LA NOCHE DE LAS HADAS


Va cayendo lentamente la tarde
y el sol indolente,
lanza sus débiles rayos a través
de los árboles del bosque,
dando un color rojizo a las hojas
que se mecen al compás del viento.



La noche tímidamente empieza a hacer
su aparición y el encargado de encenderlas
estrellas, ha empezado ya
con su cotidiano trabajo.



Toma una nube en la mano
y con ella les va sacando brillo
una por una.
Las quiere. Las mima.
Y ellas con un guiño
le agradecen su esmero.

¡Son tan coquetas!
Mientras, allá abajo,
en aquel claro del bosque,
la luna ilumina al viejo árbol
que extiende perezosamente sus ramas,
mientras abre la boca en un bostezo,
para a continuación exhalar un suspiro.


Es noche de luna llena.
Noche de ritual.
Noche de ceremonias.
Noche de hadas.


Se acerca el momento.
La noche se llena de suaves sonidos
que acarician el alma.
Todo es paz. Todo es calma.
Rumor suave de alas se oyen en el aire.
pequeñas luces van bajando.
Distintos colores que van iluminando
el claro del bosque y toman forma humana.
La última en llegar,
la que trae el color verde,
verde como el mar.
El viejo árbol bosteza.
Paz.
Calma.

Es la noche de las hadas